Miles de
fieles madrugaron este lunes para
desfilar ante el cuerpo de
Benedicto XVI, en la capilla ardiente instalada en la
basílica de San Pedro, en
El Vaticano, para despedir al
pontífice emérito, fallecido el sábado a los 95 años.
La larga fila llegaba hasta la inmensa
Plaza de San Pedro y rodeaba las célebres columnas de la explanada, vigiladas por un importante dispositivo de seguridad y también por cientos de periodistas de todo el mundo llegados para cubrir el entierro del papa.
"Fue un gran papa, profundo y único", aseguró la italiana
Francesca Gabrielli, quien viajó desde
Toscana, para despedir al
pontífice emérito.
El cuerpo de
Joseph Ratzinger yace en un catafalco cubierto por una tela dorada, rodeado por dos guardias suizos vestidos de gala, frente al altar mayor de la basílica dominado por el baldaquino de bronce negro con imponentes columnas retorcidas diseñado por el maestro del barroco
Gian Lorenzo Bernini.
Varios
cardenales y miembros de la
Curia romana velan al muerto, mientras el secretario privado por años del papa emérito, el
obispo Georg Gänswein, recibe el pésame de las autoridades.
"Señor, te amo", fueron las últimas palabras pronunciadas en italiano por
Benedicto XVI poco antes de fallecer el sábado en presencia de una enfermera, según informó el
obispo Gänswein.
Los fieles entran en silencio por el pasillo central del
templo católico más grande del mundo, la mayoría fotografiando con sus móviles el cuerpo del ex papa, quien fue vestido de
blanco con una casulla roja, el color del
luto papal, con una mitra blanca adornada con un borde dorado y un rosario entrelazado en sus manos. Su rostro resulta casi irreconocible.

Algunos rezan o se hacen la señal de la cruz al pasar ante sus restos. Un cirio alto además de muchas velas iluminan parte del recinto, mientras el olor de incienso perfuma el ambiente.
Entre los primeros que llegaron para dar el último adiós a
Benedicto XVI fueron la primera
ministra italiana Giorgia Meloni y el
presidente de la República, Sergio Mattarella.

La
gendarmería del Vaticano calcula que cerca 40.000 personas han desfilado este lunes ante los despojos del expapa.
Los restos del
primer pontífice alemán de la era moderna fueron trasladados en la madrugada de la pequeña
capilla privada del Monasterio Mater Ecclesiae, donde residió desde su renuncia en 2013, en los
jardines del Vaticano, a la
basílica en el curso de una ceremonia privada.

Las puertas de la inmensa basílica permanecerán abiertas hasta las 07:00 de la noche de este lunes (hora local).
El martes y el miércoles se podrá acceder desde las 06:00 de la mañana (hora local) hasta las 06:00 de la tarde (hora local) de manera que los fieles puedan velar a Joseph Ratzinger, el brillante teólogo y ferviente guardián del dogma, conocido por sus posiciones conservadores, quien renunció a su cargo en 2013 tras ocho años de pontificado, aduciendo el declive de sus fuerzas.
El papa Francisco le rindió varios homenajes públicos al "amado" Benedicto XVI, "fiel servidor del Evangelio y de la Iglesia", recordando su "bondad", "su nobleza", "su testimonio de fe y de oración, especialmente en estos últimos años de vida retirada".

El funeral de un papa sin funciones
El próximo jueves, Francisco presidirá las exequias solemnes del papa emérito en la inmensa plaza de San Pedro.
El funeral de un papa emérito, es decir sin funciones, no cuenta con un protocolo específico, por lo que se seguirían algunos de los pasos para un pontífice en ejercicio.
Se trata de la primera vez en la historia que un papa preside el funeral de su predecesor.

La ceremonia comenzará a las 08:30 de la mañana (hora local), será inédita además de sobria, tal como anunciado por
El Vaticano.
Con ese acto se concluye la saga de los
"dos papas", los dos vestidos de blanco, que han convivido durante casi una década en el
Estado más pequeño del mundo.
Al término del
funeral el
féretro del pontífice emérito será enterrado en las grutas vaticanas, bajo
San Pedro, en la misma
cripta en la que estuvo
Juan Pablo II hasta 2011, precisó este lunes el
portavoz del Vaticano, Matteo Bruni.
Después de ocho años de pontificado marcado por múltiples
crisis y de haber pasado los últimos 10 años de su vida rezando y estudiando,
Benedicto XVI fue acusado a principios del 2022 de haber encubierto a cuatro curas
pedófilos cuando era
arzobispo en
Alemania, una mancha que empaña su papado y un caso que negó hasta el final de su vida.
"Sabía muchas cosas. Lástima que no ayudó a destapar esos escándalos", lamentó la alemana Valeria Michalak, tras haberle rendido homenaje en la basílica.
Fuente: AFP
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